


¡Me encanta que mis amigos viajeros colaboren con el blog! Siempre lo digo, ya que esta comunidad es de todos los que comparten conmigo la pasión por el arte de viajar y conocer nuevos destinos.
Esta es la segunda colaboración de mi amiga Carole Hart, quien el año pasado escribió sobre la aventura culinaria que vivió junto a su esposo Xavier Pires en Lima, Perú, y luego me dio material de su exploración en la tierra andina para hacer uno de los post más leídos de Mis Viajes Mi destino; Machu Picchu.
En esta ocasión nos orienta sobre qué podemos hacer en dos días en la capital de Uruguay, de donde regresó hace unas semanas.
¡GRACIAS CAROLE!
Por Carole Hart
Por cuestiones profesionales tuve que preparar las maletas y volar hacia Montevideo, Uruguay, y aunque mi estadía duró cinco días, solo disponía de dos para disfrutar y descubrir este destino en el Cono Sur.
Lo primero es que nada más llegar al aeropuerto, muy moderno y organizado por cierto, notas que estás en un país de gente amable, que se toma el tiempo de mirarte a la cara y sonreír. Allí no es que no haya estrés, pero me sorprendió bastante la energía de la gente; se respira serenidad.
Montevideo es la ciudad más poblada de Uruguay, sin embargo llegamos en plenas vacaciones de verano, principios de enero, y gran parte de la gente estaba en las afueras. Nos hospedamos en el Hotel Hyatt Centric Montevideo, el cual lo recomiendo. Es un hotel relativamente nuevo, con un diseño atractivo y con una ubicación muy estratégica. Al frente del hotel encontramos el “cartel de Montevideo”, que son las letras corpóreas emblemáticas con el nombre de la capital, para una foto imperdible de recuerdo. Este letrero gigante está enclavado en la famosa Rambla de Montevideo, una avenida de 22 km que bordea playas que engalanan la costa uruguaya en toda su extensión. Un dato interesante es que esta playa no es de mar, sino que es del Río de la Plata y al ser verano está llena de gente.
Día 1
Para disfrutar mejor la ciudad es muy recomendable alquilar una bicicleta. Por tan sólo 10 dólares tienes 4 horas disponibles para recorrer La Rambla bordeando el Río de la Plata tranquilamente, disfrutando el paisaje y haciendo paraditas técnicas para las fotos de rigor. Descubres una ciudad muy limpia y civilizada, con una arquitectura muy variopinta, desde casas que recuerdan las fachadas de las viviendas rurales de la Alemania antigua, edificaciones modernas y otras con estilo Art Deco. Sobre esto último, cabe destacar que junto a Nueva York, Montevideo es de las ciudades de América que cuentan con mayor presencia de este estilo arquitectónico.

Luego de este lindo paseo y un buen baño, toca almorzar. En mi caso, tuve la gran suerte de conocer y compartir con una de las top food bloggers de Uruguay @Colchondeverdes, que nos llevó a un lugar de esos que unen «cultura con sabrosura», como a mi me gusta, llamado Escaramuza. Se trata de una librería muy completa que cuenta con un área de restaurante con zona interior y al aire libre. Allí probamos unos clásicos uruguayos como la Milanesa de res, el Ojo de bife o la Pascualina (que es un pastel de espinacas). Sin embargo la sorpresa del día fue la ensalada tibia de lentejas, remolacha, zanahoria, kale y huevo, una ensalada espectacular y completamente inesperada, ¡muy recomendada!


Por último, y para cerrar con broche de oro, un clásico e imperdible: el volcán de dulce de leche con helado de guineo (banano) ¡Santo Dios! Para los dulceros este es el paraíso. Y lo mejor, la excelente relación calidad precio.
En la tardecita nos fuimos caminar por la Parte Vieja. A diferencia de muchas otras ciudades de América, que cuando hablamos de casco antiguo normalmente pensamos en la zona de la ciudad de la época colonial del Siglo XVI, en Montevideo la parte vieja se empieza a levantar en 1741 como colonia española.

Es un lugar muy lindo y agradable para pasear, ya que cuenta con una zona peatonal que permite conocer y visitar edificios de alto valor patrimonial y arquitectónico, museos, salas de exposiciones, cafés, restaurantes, locales de diseño, librerías, anticuarios y un extenso paseo de compras. Un restaurante recomendado para cenar en el Casco Viejo es JACINTO, es comida internacional y la verdad estuvo muy rica.

Día 2.
El segundo día recomiendo salir a las afueras y conocer uno de los destinos turísticos de lujo más emblemáticos de América del Sur; Punta del Este. Y si señores, aunque las playas de nuestra República Dominicana son difíciles de igualar, la verdad es que para los amantes del mar como yo, no importa que sean paisajes distintos o menos cálidos que el Caribe, siempre es agradable disfrutarlo. Se trata de la Costa Atlántica en su máximo esplendor: un Océano azul marino impresionante, de frías aguas transparentes en la costa que contrastan muy bien con el intenso calor del verano.

El trayecto poco a poco te va mostrando el lujo. Empiezas a ver residenciales de veraneo muy top, como en Solanas, previo al mirador de Punta Ballena, este último simplemente te cautivará con su olor a sal, su brisa fresca y la vista impresionante del océano. Y si eres de los que amas el cuarzo, pues llegaste al lugar idóneo, ya que puedes encontrarlo en cualquier mercadito.
Al llegar la hora del almuerzo realizamos una paradita técnica en El Club de los Balleneros, un enclave privado en Punta Ballena, donde disfrutamos de una variedad de mariscos fuera de serie: plancha de chipirones y camarones al ajillo, pulpo con papas españolas, ceviche y rabas de calamar.

Nos deleitamos con todos estos manjares junto a unas espectaculares vistas al mar que nos regalaron un despliegue de veleros y yates que decoraban el océano, en un ambiente muy chic, como todo lo de esta zona. A tan solo unos minutos de este club, esta el emblemático Casapueblo, una edificación construida por el artista uruguayo Carlos Páez Vilaró.

Fue inicialmente la casa de veraneo y taller del artista, pero luego pasó a ser residencia permanente donde pasó sus últimos días. Hoy es un museo y galería de arte que incluye cafetería y hotel. Alberga un homenaje al hijo del artista y uno de los dieciséis deportistas uruguayos sobrevivientes del fatídico vuelo que se estrelló en los Andes el 13 de octubre de 1972. Una visita muy interesante si dispones del tiempo.
Finalmente llegamos a Punta del Este, y ahí no puede faltar la foto emblemática de La Mano. En mi caso, la foto costó algo de trabajo, pues el viento era tan fuerte que levantaba la arena con cierta agresividad, aunque lo disfruté igualmente.

Aquí todo es lujo y jet set con tiendas de diseñadores reconocidos y cocina de autor, como por ejemplo el restaurante del famoso chef argentino Francis Mallman Por cierto, si quieres conocer más de él te remito al tercer capítulo de la primera temporada de Chef Table en Netflix. Luego de caminar por sus pequeñas boutiques y deleitarnos con ese ambiente tan exclusivo, nos paramos en un lugar muy especial: Café Zinc, un anticuario donde tomar un café premium de diferentes orígenes, en un entorno bien ecléctico y con personalidad. Aquí se hace culto al café. Los baristas que nos atienden son puristas a tal punto que te recomiendan tomarlo sin azúcar, para que puedas realmente disfrutar sus propiedades, aunque lo acompañamos, con un rico pastel de zanahoria.

En resumen, fue una grata experiencia que sin duda volvería a repetir. Uruguay merece un viaje con más tiempo ¡100% recomendado!

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¡Gracias por leer y hasta la próxima aventura!


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