Tres Lugares Que Te Dejarán Sin Aliento en Samaná

Turismo De Aventura

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Literal. Te puedes quedar sin aliento en uno de estos lugares que te narraré a continuación. Ya sea por lo asombroso del entorno, o por la inevitable adrenalina que sentirás si dejas la zona de confort a un lado y sacas tu espíritu aventurero.

¿Te imaginas lanzándote de 12 estaciones del zipline más alto y largo de República Dominicana? O bañándote en una cascada donde puedes lanzarte al agua desde una roca, o subirte a una soga ¡a lo Tarzán! ¿Y qué te parece un hotel enclavado en una hermosa selva, cuyas habitaciones están en los árboles? Y a pocos minutos de distancia una playa de paisaje paradisíaco.

Hablo de Samana Zip Line, la Cascada Lulú y Playa El Valle. Todo esto se encuentra en “El Valle”, Samaná, y son de las múltiples opciones que tienes para hacer en una de las zonas más bendecidas por la madre naturaleza en Quisqueya.

Si vas por varios días, puedes combinar estas atracciones con otras que hay a todo lo largo de la península de Samaná. Pero aquí te cuento mi experiencia de cómo viví intensamente la aventura de unir estos tres lugares en un solo día, y sacarle el máximo provecho.

Me fui en una de las excursiones que organiza el amigo William Ramos y su empresa Siempre Viajero RD. Es la segunda vez que me voy en uno de sus famosos tours. La primera fue a la Laguna Cristal ➡aquí la reseña

Me encanta la experiencia con William, porque siempre anda en búsqueda de destinos poco explorados, de ver cómo puede ayudar a las comunidades alrededor, de promover el cuidado del medio ambiente… Vamos, que es un gurú del turismo sostenible y ecológico. Y, más aún, le encanta promover las bellezas del país, cosa que tenemos en común.

Aprovechamos que teníamos en casa invitados, procedentes de la tierra de mi esposo, San Sebastián, País Vasco. Una pareja de grandes amigos, Gorka y Ane, con sus dos hijas adolescentes Naia y Nora. ¡Y qué mejor forma de llevarlos de paseo un domingo!

La travesía inició a las 6:00 AM, cuando salimos de Santo Domingo. Tan pronto abordamos el autobús rumbo a Samaná la carismática doña Maritza se hizo sentir. Con 65 años, ¡pero con alma de 20!, Maritza Ricardo es parte del staff de William, un ejemplo por su forma positiva de ser y ánimo que contagia.

También se presentó el fotógrafo Augusto Peña, como parte del equipo que acompaña a William en los viajes. Fue el encargado de hacer fotos y videos profesionales, ¡de película!  Varias de las imágenes de este post son de su autoría.

Durante el trayecto, William nos explicó en qué consistiría la aventura, sobre la seguridad en el Zipline y datos de interés del lugar a visitar.

Al llegar a Samaná, de camino a la zona de El Valle, hicimos una parada estratégica en D´Vieja, Pan Inglés. Es una joya histórica y cultural. Los panes y dulces que elabora doña Albertina de Peña (La Vieja), descendiente de colonos ingleses, es una muestra de la tradición culinaria heredada de los esclavos libertos del sur de los Estados Unidos que se asentaron en la península de Samaná desde principios del siglo XIX.

El grupo junto a «La Vieja». Aquí compramos su emblemático pan inglés  y el de batata ¡Buenísimos!

Importante resaltar que el negocio centenario estuvo cerrado un tiempo y fue relanzado en el 2013 gracias al apoyo financiero de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, a través del Programa de Empoderamiento en Turismo Sostenible que ejecuta CDCT en varios destinos turísticos del país.

Seguimos nuestro trayecto con la barriga llena y el corazón contento hacia nuestra primera aventura. Pero antes quiero ponerlos en contexto sobre la zona de Samaná que visitamos: El Valle, en la desembocadura del Rio San Juan.

Es un área de tupidos cocotales que se mezclan con la vegetación de las montañas de Cabo Cabrón. Es la naturaleza en todo su esplendor, una mezcla de bosque, montaña y playa. Más paraíso tropical de ahí se daña. ¡Hay que ver qué chulo es el contraste del intenso verde de la vegetación con el cielo azul!

Y llegamos emocionados a Samaná Zipline, ¡el más largo y alto de República Dominicana! William nos tranquilizó informándonos que es de los más seguros de todo el Caribe, con tecnología alemana-costarricense. O sea, ¡una vaina bien!

Al llegar nos registramos y firmamos un “descargo», lo que puso a varios con más nervios de los que ya tenían, je, pero así es la cosa. Luego, con un “Síganme los buenos” de los de William Ramos fuimos con los instructores de la atracción para que nos amarraran como Dios manda.

Mi hijo Emmanuel con uno del staff del Zipline. He tenido la oportunidad de lanzarme de otros ziplines , o canopy, y puedo asegurarles que esta gente sabe del asunto. Foto de Augusto Peña.
«Mi grupo». De izquierda a derecha Iban, esta servidora, Ane, Naia, Gorka, Nora y Emmanuel.
Foto: Augusto Peña

Una vez todos “amarrados”, con los arneses de lugar, nos hicimos la foto oficial. Luego, el amigo “Siempre Viajero” nos dice que hay que caminar por “un pequeño sendero”, el cual tal vez tenga “alguna” dificultad: «¡Pero ustedes van a poder!”, oí que decía el siempre entusiasta y coach de formación.

También nos advirtió que para cualquier imprevisto había dos motorcitos, uno de los cuales iba con cargamentos y uno de los niños pequeños de la excursión.

Comenzó la caminata en medio de la selva tropical… «Qué bonito lugar”, oí decir mientras hacía esta foto:

Seguimos el trayecto… Muchos minutos y cuestas después, las expresiones de admiración empezaban a cambiar… jajajaja… me acordó el chiste del dominicano en Minnesota!! … «La madre que lo parió”, creo que oí decir a uno de los cinco vascos con los que andaba.

Durante el camino, una señora mayor amenazaba con devolverse: “¡Que quién la mandó, que eso no es para ella!»… Suerte que llegó uno de los motorcitos raudo y veloz a su rescate… ¡Como imaginarás, la mayoría deseó que el motor volviera a su rescate! Solo le faltó al conductor entonar el famoso tema de Lírico en la Casa:

«🎶En la calle ando, ando, ando controlando
Ando, en un motorcito calibrando
Ando, las mujeres me las estoy robando
Ando, dime klk, te ‘ta pasando🎶»…

Y seguimos como pudimos, sudando la gota gorda. Me daba ánimo diciendo que estaba haciendo ejercicio por dos semanas.

-“¡Hemos subido un gran trayecto!… ¡¿Y cómo a cuántos pies es que estamos, ma´o meno?¡Esto es alto!» Le pregunto a unos de los instructores del zipline…

-“Estamos como a tres minutos” fue su respuesta, con una brillante sonrisa (claro, el subió en el motorcito al punto donde estábamos).

– “¡Ay Dios mío! Tres minuto de loma subiendo!”.

Iban campo subiendo la loma. Aquí luce chilling, pero sufrió esa cuesta. 😅 Foto: Augusto Peña.

Casi al llegar a la meta veo a un pequeño de no más de 6 años con cara de aquí no pasa nada que me pasa tan campante como lechuga fresca. Te cuento que los más pequeños del grupo fueron los más valientes y los primeros en lanzarse del zipline. A propósito, el peso mínimo requerido para poder montarse es de 60 libras (27 kilos y medio).

Al llegar a la estación de salida, que tiene un lindo diseño con madera simulando una embarcación, lo primero que le digo a William, quien nos estaba esperando con agua fresca, fue: “Pero, esto no estaba estipulado”. A lo que me contesta muerto de la risa que eso era parte del plan😜 Nada, a beber agüita y hacer la fila para vivir la primera aventura.

Éramos un grupo grande, lo que hizo una larga espera hasta que todos nos lanzáramos, mientras el sol hacía de las suyas. Por lo que es muy recomendable usar un buen bloqueador solar, gorra, de ser posible, y ropa fresca y cómoda. Ah, y hablando de esto, tampoco está de más repelente contra insectos.

Mi hijo se lanzó primero que yo, y con todo y su porte de hombre con barba, no les niego que se me apretó el corazón… Se lo encomendé a Dios, a la Virgen y a todos los Santos.

Foto: Augusto Peña

Las personas iban lanzándose y Wiiliam y Augusto con sus cámaras captando las poses más chulas e intrépidas.

Cuando por fin llegó mi turno, me dije: «Nada Ony, como diría Residente, Calle 13, en “Atrévete Te Te” : “En el nombre de agueybana no hay ma’ na!!!»

Foto: Augusto Peña

¡Guayy, chulísimo! Te juro que una vez me lancé de la primera estación (la más larga y alta de las 12 que conforman el Samaná Zipline) se me fue cualquier susto. Leeme bien. No estoy diciéndolo porque suena lindo o para allantar. ¡Vale la pena vencer cualquier temor y darse esa experiencia! La sensación es difícil de describir; es volar, sentirte libre y al mismo tiempo uno con la naturaleza .

Y así estaba, en mi nube 27 derecho, envuelta en esa sensación de paz mezclada con adrenalina, cuando de repente es hora de aterrizar en la segunda estación ¡y zaz! pienso que me voy a llevar con to´ la casetica de madera con mi hijo que ya estaba ahí y la amiga Ane. Pero tienen un sistema que te frena, no de golpe, unos segundos antes de tocar piso.

Y así seguimos de estación en estación. Había algunos osados que se animaban a irse cabeza abajo o haciendo malabares. Nosotros, bien tradicional. Cada trayecto tenía su belleza particular, con diferentes ángulos del espectacular paisaje.

Al terminar el recorrido pasamos este puentecito para continuar nuestra travesía.

Luego del Zipline, y antes de la cascada, nos esperaba un merecido y rico almuerzo típico.

Estábamos en territorio del hotel ecológico Dominican Tree House ¡Casitas en los árboles! En este mágico entorno; rural y muy acogedor a la vez. Pena que no nos quedamos a dormir, pero pudimos conocer un poco sus instalaciones y ¡muy importante! usar el baño.

Luego, ¡a la cascada! Tenía mucho sin bañarme en un río. No te niego, soy friolera, me costó, pero me armé de valor y al agua. Vale la pena. Uno se siente revitalizado. Es que nada como la naturaleza para balancear nuestra mente y cuerpo🌱.

Y hablando de balance, en esta excursión fui por todas. Así que tampoco me iba a quedar sin lanzarme al río en la soga, ¡como Jane de la selva!

Hay que subir por unas peñas, así que lo mejor es llevar un calzado para estos fines porque te puedes resbalar o hacer daño en los pies. Yo no los llevé, me hice un pequeño rasguño pero, afortunadamente, nada de importancia.

Gabriela Franco y Naia Lertxundi luego de subir por las rocas, a punto de lanzarse en la soga. Captadas por Augusto Peña.

Impresiona un poco subirse en esta «silla», pero una vez te lanzas, sacas a tu niño interno, ¡súper divertido! El lío es luego zafarse de ahí para lanzarte al agua🤣¡Pero se logra!

Como sabía que por ahí andada Augusto haciendo fotos, sumí la barriga como pude 😋🙈 Mi amiga Ane me bociferaba que parecía que estaba filmando una película con las poses.

Además de la soga, otros también se lanzaban al agua desde una roca. Yo a esa no me anoté.

Lizzar Kranwinkel fue una de las que apostó por disfrutarlo todo.
Casacada Lulú

Y para completar la trilogía de este día, luego de un buen rato en la cascada, nos montamos en el autobús para dirigimos a Playa El Valle.

Me hubiese gustado tener más tiempo para disfrutar de ese hermoso enclave. Prometí volver.

La playa no es muy friendly para bañarse que digamos, en especial cuando hay marea alta y oleaje. Claro que te puedes bañar, solo que hay que respetarla.

El lugar es el ejemplo de lo que se define como playa paradisíaca. Deslumbrante esta conjugación de azul y verde.

Al caer la tarde emprendimos el viaje de regreso. En el cruce nos paramos a comprar queso de hoja acabadito de hacer. ¡Se me hace agua la boca!

Regresamos bien entrada la noche. Estaba exhausta, pero con un cansancio del bueno, ¿me entiendes? Con la satisfacción de haber tachado un lugar más a conocer de mi lista de pendientes en RD.

También regresaba con el orgullo de haber mostrado a nuestros invitados extranjeros una de las tantas razones que tenemos para vendernos como un destino imperdible en el Caribe.

Y también con la alegría de haber hecho nuevos amigos. Porque de eso se trata cada viaje: de vivir nuevas sensaciones, nuevas experiencias, de los amigos que haces en el camino y de las memorias que creas.

¡Aquí te dejo un videito del canal de Youtube del blog con un resumen de esta experiencia, y más imágenes y detalles de las aventuras! 💙🏝🐟


–>Y tú ¿Ya conoces estos lugares en Samaná?

–>¿Te fue de utilidad este post?

–>¡Me encantaría saber qué te pareció!

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Acerca de Onysela Valdez 87 Articles
Ony Valdez Periodista, Productora, Locutora, Relacionista Publica y Bloguera. Fundadora de este blog de viajes. Si quieres escribirme un correito, puedes ir a la sección de contacto💙

6 Comments

  1. Chulisimo!! Me encantaría pero tengo miedo a las alturas,creo que entraría en pánico de solo pensar en tirarme por ahí!! Pero se ve súper el paseo, el río y la playa espectaculares

  2. Si algo puedo decir, es que al leer el artículo reviví las experiencias y momentos de ese día, provocándome la risa al rememorar cada uno de ellos. Experiencias inolvidables que quedan grabadas para siempre y la ganancia de nuevos amigos. Gracias por permitirme formar parte en el protagonismo de los relatos, jajajaja.

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